La dermonutrición es una disciplina emergente que estudia cómo los nutrientes, alimentos funcionales y patrones dietéticos influyen en la estructura y función de la piel. Este enfoque sistémico permite integrar la nutrición clínica en la prevención y tratamiento de alteraciones cutáneas, desde el envejecimiento hasta las enfermedades inflamatorias crónicas.

Definición y fundamentos fisiológicos

La dermonutrición se basa en la premisa de que la piel, al ser un órgano metabólicamente activo, responde dinámicamente a los estímulos dietéticos. La piel depende de un aporte continuo de nutrientes esenciales (como vitaminas liposolubles, minerales traza, aminoácidos y lípidos) para mantener funciones críticas como:

  • Renovación celular epidérmica (ciclo de los queratinocitos)
  • Producción de colágeno y matriz extracelular en la dermis
  • Defensa antioxidante y reparación del ADN frente al daño UV
  • Regulación inmunológica local (inmunidad innata y adaptativa cutánea)
  • Mantenimiento de la barrera lipídica y microbiota


Ejes bioquímicos clave de la dermonutrición

Eje antioxidante: Nutrientes como la vitamina C, E, carotenoides y polifenoles neutralizan radicales libres generados por exposición solar, contaminación y estrés oxidativo endógeno. Se ha comprobado que la depleción de estos antioxidantes se correlaciona con una mayor degradación de colágeno (a través de MMPs) y envejecimiento prematuro.

Eje lípido-inflamatorio: Los ácidos grasos poliinsaturados (PUFAs) regulan rutas inflamatorias vía metabolitos como prostaglandinas, resolvinas y leucotrienos. El balance omega-6/omega-3 influye directamente en enfermedades como psoriasis, acné e incluso cicatrización.

Eje estructural: La síntesis de colágeno tipo I y III requiere aminoácidos específicos (prolina, lisina, glicina), vitamina C como cofactor de la hidroxilación, y zinc como estabilizador enzimático. Alteraciones en su disponibilidad nutricional reducen la calidad de la matriz dérmica y promueven laxitud cutánea.

Eje microbiota-intestino-piel: Una dieta rica en prebióticos y polifenoles puede modular la microbiota intestinal y, a través del eje intestino-piel, reducir la inflamación sistémica y cutánea. Este mecanismo se ha implicado en el manejo del acné y la dermatitis atópica.

Dermopatologías asociadas a déficits o desequilibrios nutricionales

Aplicación práctica:

Evaluación clínica nutricional cutánea: Incluir signos dérmicos como xerosis, descamación, cicatrización retardada, erupciones, pigmentación anormal y elasticidad reducida como parte de la anamnesis.

Intervención dietética personalizada: Requiere análisis de perfil inflamatorio, balance de macronutrientes, consumo de antioxidantes dietarios, y estado de la microbiota (vía alimentación o pruebas específicas).

Suplementación selectiva: Se debe considerar en casos de carencia documentada o en fases de alta demanda fisiológica (acné inflamatorio severo, envejecimiento acelerado, recuperación postláser o cirugía estética).

La dermonutrición representa un puente esencial entre la medicina nutricional y la dermatología. Entender sus bases fisiológicas y bioquímicas permite a los profesionales diseñar estrategias dietéticas eficaces y seguras, contribuyendo no solo a la mejora de la apariencia, sino también a la salud integral de la piel.