Fisiopatología del estrés oxidativo en la piel
- Radiación UV (especialmente UVA)
- Contaminantes atmosféricos (ozono, metales pesados)
- Inflamación crónica o aguda
- Metabolismo mitocondrial intenso en células dérmicas
- Estas ROS dañan lípidos de membrana, proteínas estructurales (como colágeno y elastina), y ADN nuclear y mitocondrial, contribuyendo al fotoenvejecimiento, pigmentación irregular y pérdida de elasticidad.
Principales antioxidantes con acción dérmica
Vías bioquímicas implicadas
Ruta Nrf2-ARE (elemento de respuesta antioxidante): activada por polifenoles, conduce a expresión de enzimas como superóxido dismutasa (SOD), glutatión peroxidasa (GPx) y catalasa.
Inhibición de NF-κB: reduce la producción de citoquinas proinflamatorias y enzimas degradadoras como las metaloproteinasas (MMPs), responsables de la destrucción del colágeno dérmico.
Aplicación práctica
- Suplementación sugerida (según evidencia clínica):
Vitamina C: 500–1.000 mg/día (preferiblemente en forma de ácido ascórbico liposomal o con bioflavonoides para mejorar biodisponibilidad).
Vitamina E: 100–400 UI/día de α-tocoferol natural (d-α-tocoferol).
Carotenoides: 6–10 mg/día de β-caroteno; 5–10 mg/día de licopeno.
Polifenoles: 300–600 mg/día de extractos estandarizados (té verde, resveratrol, cacao, uva).
Consulta a tu médico especialista (este artículo es únicamente informativo).
- Recomendaciones alimentarias:
Frutas cítricas, kiwi, pimientos rojos (vitamina C)
Aceites vegetales prensados en frío, almendras, semillas de girasol (vitamina E)
Zanahorias, tomate cocido, espinaca (carotenoides)
Té verde, cacao amargo, arándanos, uva morada (polifenoles)
- Interacciones y consideraciones clínicas:
Sinergia clara entre vitamina C y E (regeneración recíproca).
El exceso de β-caroteno puede inducir carotenodermia; evitar en fumadores por potencial riesgo pulmonar en altas dosis.
El uso de antioxidantes orales no reemplaza la fotoprotección tópica, pero potencia su efecto.
La intervención antioxidante desde la dermonutrición permite contrarrestar los efectos acumulativos del estrés oxidativo cutáneo, modulando rutas bioquímicas clave y protegiendo la integridad estructural de la piel. Para los profesionales, diseñar planes que incluyan antioxidantes dietéticos y/o suplementos personalizados es una estrategia eficaz y respaldada por evidencia para la prevención y el tratamiento del envejecimiento y daño dérmico.