La piel y el intestino están unidos por una red bidireccional que integra señales inmunológicas, endocrinas y metabólicas. Alteraciones en la microbiota intestinal pueden influir en enfermedades cutáneas inflamatorias como acné, rosácea, dermatitis atópica y psoriasis. Desde la dermonutrición, es posible modular este eje a través de prebióticos, probióticos, nutrientes fermentables y soporte de la integridad de la mucosa intestinal.

Fundamentos del eje microbiota-intestino-piel

Barreras epiteliales paralelas: tanto la piel como el intestino cuentan con epitelios regulados por uniones estrechas, inmunidad local (IgA, células dendríticas) y comunidades microbianas especializadas.

Disbiosis intestinal: puede promover permeabilidad intestinal (leaky gut), activación del sistema inmune sistémico y aumento de citoquinas proinflamatorias que llegan a la piel por vía hemática.

Microbiota dérmica: también responde a la inflamación sistémica, el entorno lipídico, el pH y los metabolitos microbianos (ácidos grasos de cadena corta - SCFA).

Mecanismos de comunicación

Evidencia en condiciones dermatológicas

Acné: correlación entre disbiosis (↑ Firmicutes/Bacteroidetes, ↓ diversidad) y severidad del acné.

Dermatitis atópica: menor colonización por Bifidobacterium y Faecalibacterium prausnitzii; mejoría con probióticos (Lactobacillus rhamnosus GG, B. lactis).

Psoriasis: disbiosis con ↑ Enterococcus y ↓ Akkermansia muciniphila; SCFA y L-glutamina mejoran integridad de la barrera.

Rosácea: asociación con SIBO (sobrecrecimiento bacteriano en intestino delgado); tratamiento antibiótico mejora lesiones faciales.

Aplicación práctica

▪ Intervenciones nutricionales

Prebióticos (fibra fermentable):

Inulina, FOS, almidón resistente: 5–10 g/día.

Favorecen crecimiento de Bifidobacterium y producción de SCFA (especialmente butirato).

Probióticos con efecto cutáneo documentado:

Consulta a tu médico especialista (este artículo es únicamente informativo).

Soporte de la mucosa intestinal:

L-glutamina: 5–10 g/día → mantiene uniones estrechas.

Zinc carnosina: 75–150 mg/día → reparación de mucosa intestinal.

Polifenoles: (uvas, té verde) → regulan microbiota vía efecto antimicrobiano selectivo y prebiótico.


Evitar irritantes intestinales en pacientes con piel reactiva/inflamada:

Azúcares refinados, alcohol, exceso de grasas omega-6, edulcorantes artificiales.


▪ Evaluación clínica

Síntomas digestivos asociados: distensión, constipación, heces irregulares, intolerancias.

Test clínicos útiles: SCORAD/IGA (piel), SIBO test (hidrógeno), marcadores inflamatorios (calprotectina, IL-6, hs-CRP).


Protocolo sugerido:

Reducción de irritantes / intervención antiinflamatoria.

Introducción de prebióticos + glutamina.

Incorporación progresiva de probióticos específicos.


El eje microbiota-intestino-piel revela cómo el ecosistema digestivo influye directamente en la salud y la inflamación cutánea. La modulación nutricional mediante fibra fermentable, probióticos selectivos y nutrientes tróficos para la mucosa ofrece una estrategia eficaz y segura en el manejo integrativo de patologías dermatológicas. Para el profesional, el abordaje del entorno intestinal no solo permite tratar la piel desde adentro, sino también personalizar terapias según el perfil clínico e inmunológico del paciente.