La piel no solo es una barrera física, sino un órgano inmunológico activo, y su equilibrio depende en gran parte del entorno lipídico que regula la inflamación, la hidratación y la defensa microbiana. Desde los ácidos grasos poliinsaturados (PUFAs) hasta los lípidos epidérmicos como las ceramidas, la dermonutrición ofrece herramientas para restaurar el balance inflamatorio, prevenir disfunciones de la barrera y abordar condiciones como dermatitis, acné o rosácea.

El sistema lípido-inflamatorio de la piel

Epidermis: rica en esfingolípidos (ceramidas, colesterol, ácidos grasos libres) que mantienen la cohesión del estrato córneo.

PUFAs: actúan como precursores de mediadores inflamatorios:

Omega-6 (ácido linoleico → AA): origina prostaglandinas proinflamatorias (PGE2), leucotrienos (LTB4).

Omega-3 (EPA/DHA): dan lugar a resolvinas, protectinas y maresinas con efecto antiinflamatorio y pro-resolutivo.

El balance entre estos dos tipos de PUFAs condiciona el perfil inflamatorio local.

Nutrientes clave en la modulación lípido-inflamatoria


Mecanismos bioquímicos implicados

  • Conversión enzimática:

Δ6-desaturasa → GLA y EPA (limitada por edad, estrés, alcohol, deficiencias).

Eicosanoides y resolución de la inflamación:

EPA compite con AA por COX/LOX, desviando la producción hacia mediadores antiinflamatorios.

  • Modulación de la expresión génica:

PUFAs activan PPARs, inhiben NF-κB → reducción de IL-1β, TNF-α, MMPs (implicadas en fotoenvejecimiento y acné inflamatorio).


Aplicación práctica

▪ Suplementación sugerida

EPA/DHA: 1.000–3.000 mg/día en relación 3:2 (ej. 1.800 EPA / 1.200 DHA para casos inflamatorios).

GLA: 240–360 mg/día (aceite de borraja o onagra).

Ácido linoleico: 1.000–2.000 mg/día (aceite de cártamo, girasol alto en LA).

Ceramidas orales: 30–60 mg/día (ej. de trigo o arroz; preferir productos estandarizados).

▪ Alimentos funcionales

Omega-3: pescados grasos (salmón, sardina, caballa), chía, lino.

GLA: aceites vegetales vírgenes (borraja, onagra).

Ácidos grasos esenciales: semillas de calabaza, nueces, aguacate, girasol.

Ceramidas naturales: arroz integral, remolacha, soya fermentada.

Consulta a tu médico especialista (este artículo es únicamente informativo).

Indicaciones clínicas

Dermatitis atópica: EPA + GLA ↓ prurito y SCORAD.

Acné inflamatorio: EPA/DHA ↓ producción de sebo y comedogénesis.

Piel seca y envejecida: combinación de ceramidas + omega-6 mejora elasticidad y TEWL.

Consideraciones

Sinergia con antioxidantes (vitamina E previene peroxidación de PUFAs).

Evitar dosis elevadas de omega-6 sin balance con omega-3.

Asegurar suficiencia de B6, zinc y magnesio para una correcta conversión endógena.

El equilibrio lipídico cutáneo es una pieza central en la salud de la piel. A través de una dermonutrición enfocada en PUFAs, ceramidas y micronutrientes reguladores, es posible intervenir eficazmente en procesos inflamatorios crónicos, preservar la función de barrera y mejorar síntomas clínicos en patologías comunes. Para los profesionales, el eje lípido-inflamatorio ofrece una diana terapéutica versátil, respaldada por evidencia, y con amplio potencial de personalización según el fenotipo cutáneo y las necesidades clínicas del paciente.