Los peelings químicos son herramientas potentes en la práctica cosmecéutica. Bien indicados, pueden transformar la piel, mejorar su textura, homogeneizar el tono, reducir imperfecciones y estimular el recambio celular. Sin embargo, su eficacia está directamente ligada al conocimiento del profesional: tipo de piel, estado de la barrera cutánea, concentración, pH del producto, y, sobre todo, la capacidad de evaluar y combinar correctamente. En este artículo, abordaremos su clasificación, manejo clínico y cómo optimizar resultados a través de combinaciones seguras e inteligentes.

¿Qué es un peeling químico?

Un peeling es la aplicación controlada de uno o más agentes químicos que inducen una exfoliación acelerada de las capas cutáneas. Su efecto puede ir desde una descamación superficial hasta una regeneración dérmica profunda, dependiendo del activo, su concentración y el tiempo de contacto.

La finalidad no es solo “pelar la piel”, sino modular procesos como:

  • Queratinización y recambio epidérmico

  • Producción de colágeno y glicosaminoglicanos

  • Disminución de hiperpigmentaciones

  • Control del sebo y de la microbiota cutánea

Clasificación de los peelings químicos

Según la profundidad de acción:

  1. Superficiales (uso cosmecéutica)
    Actúan en el estrato córneo y parte del estrato granuloso. Indicados para pieles sensibles, mantenimiento o acné leve.
    Ej: Ácido glicólico 10-20%, ácido láctico, ácido salicílico 10%, mandélico.

  2. Medios (uso cosmecéutica)
    Alcanzan la capa basal o la unión dermoepidérmica. Ideales para manchas moderadas, arrugas finas o pieles fotoenvejecidas.
    Ej: Glicólico 35-50%, TCA 10-20%, combinación de ácidos con resorcina.

  3. Profundos (Uso médico-estéticos)
    Actúan hasta la dermis reticular. Requieren supervisión médica estricta.
    Ej: TCA >35%, fenol.

Según el tipo de ácido:

  • Alfahidroxiácidos (AHA): Glicólico, láctico, mandélico, cítrico – Hidrosolubles. Ideales para hidratación, luminosidad y pieles secas o con fotoenvejecimiento.

  • Betahidroxiácidos (BHA): Salicílico – Liposoluble. Preferido en pieles grasas, acné, poros dilatados.

  • Polihidroxiácidos (PHA): Gluconolactona, ácido lactobiónico – Más suaves, antioxidantes, ideales para pieles reactivas.

  • Ácidos dicarboxílicos: Azelaico – Con acción antiinflamatoria, despigmentante y seboreguladora.

  • Ácidos orgánicos emergentes: Ácido ferúlico, málico, pirúvico – Combinan acción antioxidante, seborregulación y renovación.

Consideraciones antes del procedimiento

  1. Evaluación cutánea precisa:
    Determinar fototipo, estado de la barrera, sensibilidad, medicación sistémica, antecedentes de herpes o tratamientos con isotretinoína.

  2. Pretratamiento o “priming”:

    • 1-2 semanas previas: Uso domiciliario de AHA suaves, retinoides suaves o despigmentantes para uniformizar el estrato córneo.

    • Suspensión de exfoliaciones físicas o uso de productos irritantes al menos 72 h antes.

  3. Consentimiento informado y educación:
    Explicar efectos, cuidados, riesgo de hiperpigmentación postinflamatoria, y reforzar la fotoprotección diaria.

Manejo técnico en cabina

  • Preparación: Limpieza profunda con productos sin aceites. Aplicación de solución desengrasante con ácido glicólico o alcohol isopropílico según el caso.

  • Aplicación:
    Usar brocha o gasa según el tipo de peeling. Respetar tiempo de exposición y observar la piel (eritema, frosting, ardor).

  • Neutralización:
    Algunos peelings requieren neutralizante (pH mayor a 8), otros son auto-neutralizables.

  • Post-tratamiento inmediato:
    Aplicación de sueros calmantes, pantenol, ácido hialurónico, y protector solar físico de amplio espectro.

Combinaciones inteligentes: sinergias y precauciones

1. Ácido glicólico + ácido kójico o fítico:

Para manchas y fotoenvejecimiento. Actúa en sinergia despigmentante con renovación epidérmica.

2. Ácido salicílico + azelaico:

Controla comedones, reduce la inflamación y mejora la textura en pieles con acné.

3. Mandélico + PHA:

Ideal para pieles sensibles o con rosácea. Suave pero efectivo para mejorar textura sin provocar inflamación.

4. Retinoides + AHA (en tratamiento domiciliario progresivo):

Potencia la renovación celular. Cuidado en pieles secas o sensibles.

Precauciones:

  • No combinar exfoliantes agresivos sin previa preparación.

  • Evitar superposición de ácidos con retinoides tópicos sin evaluación.

  • No realizar en pieles bronceadas o recién depiladas.

Cuidados post-peeling

  • Evitar sol directo durante al menos 7 días.

  • Usar fotoprotector físico SPF 50+ cada 3-4 h.

  • No retirar manualmente la descamación.

  • Suspender productos activos hasta que la piel esté completamente recuperada.

  • Aplicar activos calmantes y reparadores: centella asiática, pantenol, niacinamida.

Los peelings químicos no son una fórmula mágica, pero bien aplicados, pueden ser aliados terapéuticos potentes. En cosmecéutica profesional, el éxito está en la personalización: conocer la piel, respetar su barrera, elegir el ácido adecuado, y saber cuándo combinar, cuándo pausar, y cuándo simplemente no intervenir. Más allá del peeling, el verdadero valor está en el criterio profesional que lo respalda.